Para aumentar el rendimiento, se debe aportar el agua necesaria sobre todo en los periodos de final del ciclo vegetativo, en la floración y en la formación de la semilla.
Gracias al sistema radicular profundo, suelen bastar de 2 a 4 riegos cuando la planta se cultiva en suelos de textura media profunda.
Además, a veces es necesario realizar un riego previo. Se debe prever esta necesidad al final del ciclo vegetativo en el momento de la floración. Si el suministro de agua disponible es limitado, se puede ahorrar agua durante el periodo de maduración.
La experiencia de Ucrania o Hungría demuestra un uso eficaz de los enrolladores en el momento de la germinación.