La necesidad de agua es un factor clave en particular durante el periodo de floración. Entonces es fundamental garantizar un riego frecuente. Al final del ciclo, se recomienda un riego menos frecuente, ya que los cítricos son menos sensibles a los déficits hídricos.
El calendario de riego se debe elaborar con mucho cuidado. Los cítricos requieren una buena aireación del suelo y el riego excesivo es muy perjudicial, sobre todo para los árboles jóvenes. Un riego demasiado frecuente y abundante puede mermar el desarrollo de las raíces, afectar al rendimiento y lixiviar los nutrientes. En áreas con inviernos suaves, se puede interrumpir el riego durante 2 o 3 meses.